miércoles, 25 de abril de 2012

                   Reflexión sobre los textos folclóricos:


Como puedo empezar esta reflexión… que me encanta. Me ha fascinado, es que me ha hecho vivir al leer textos folclóricos recuerdos muy bonitos.
         Me encantaría que no se perdiese nunca estos textos, el cómo me puede servir lo que hemos dado… es que no sé ni cómo explicarlo, desde bien pequeña al ser de Villacañas, un pueblecito de Toledo, mis abuelos me han contado miles de historias que sus padres les contaban. Una de las historias que siempre me contaba mi abuelo y a todos mis primos hasta hace unos años era la de la niña del zurron, entonces desde que falleció todos los primos siempre decimos que deberiamos recopilar todas las historias, y me lo he propuesto para este verano para que cuando sea maestra pueda contárselas a mis niños porque son muy graciosas y curiosas. Al finalizar la reflexión os pondré una de las historias.
         Me ha servido mucho este tema, porque si que de la historia conocía poco, de cómo he aprendido a diferenciar algunos cuentos folclóricos de los cuentos de autor. Hemos aprendido que los textos folclóricos no son infantiles, pero hay algunos de ellos que sí que me han parecido interesantes para contar a los niños, siempre y cuando los adaptemos a sus edades, para que lo entiendan más fácilmente. Gracias a la adaptación que hemos hecho (podéis verla en la entrada anterior) en un futuro podremos adaptar todas las historias que queramos.
         Me encantaría que cuando ejerza de maestra pueda hacer actividades con adivinanzas, canciones para echar a suertes (para que les sirvan también cuando son un poco más mayores cuando jueguen con sus amigos), contarles que hay historias que ahora tenemos que se transmitieron hace muchos años de boca en boca (por ejemplo: en una asamblea preguntarles si sus padres les han contado historias que les habían contado anteriormente sus abuelos…)
         En uno de los libros que he consultado aparece la siguiente idea que me ha parecido muy interesante: “Al entrar en la escuela y antes, los textos folclóricos deben acompañar al niño, y nada mejor que el folclore infantil, alegre, sorprendente, musical, que incita al movimiento y a la danza, y cuyos extraordinarios elementos metafóricos pueden ser la materia prima de una educación intensamente vital y humanista”
         Espero que entre todos podamos hacer que todos estas historias, refranes, adivinanzas… sigan recordándose y trasmitiéndose.

         Aquí os dejo una de las historias que más me han marcado mi infancia y juventud. Espero que os guste (esta era la sorpresa que os comente en la anterior reflexión)


LA NIÑA DEL ZURRÓN



María una niñita tierna de tan solo 5 años de edad, venia de una familia muy pobre muy pobre. María siempre ayudaba en casa a sus padres y después de ir al colegio iba a lavar ropa a la fuente de la plaza de su pueblo para poder ganar dinero y ayudar en casa a sus padres.
La mama de María trabajaba de sirvienta en una casa y el papa no tenía trabajo, estaba triste porque su hija tenía que lavar para que pudiera estudiar.
María utilizaba la ropa y zapatos que le prestaban o le regalaban porque no tenían dinero nada más que para comer, era una niña triste, porque veía a sus padres tristes ya que no le podían hacer regalos ni llevar cosas como llevaban sus compañeros.
En su sexto cumpleaños María recibió el primer regalo de sus padres, con el dinero que aportaba en casa sus padres decidieron regalarle unos zapatos, los zapatos más bonitos que jamás se habían visto.
María sonrió, estaba muy contenta y feliz. Pero como cada día iba a la fuente a lavar la ropa, María, se quito los zapatos y los dejo a un lado porque eran nuevos y no los quería estropear y se puso los viejos, al anochecer como cada día toda la gente que iba a la fuente se marchaba a casa y María por lo tanto igual, recogió y se fue para casa.
Cuando llego a casa la mama de María le dijo ¿qué has hecho con los zapatos María? Y María se dio cuenta que los había olvidado, y salió corriendo a recuperarlos, su madre grito ¡no vayas es de noche y es peligroso que vayas tu sola! Pero María fue a recuperar sus tan preciados zapatos.
María llegó a la fuente y vio sus zapatos y se acercó a por ellos cuando los fue a coger, se abalanzo un hombre con un saco y la metió dentro de un zurrón  y la encerró.
El hombre iba de pueblo en pueblo con la niña metida en el zurrón, iba a las plazas de los pueblos diciendo que tenía un zurrón mágico un zurrón que cantaba. Decía canta zurroncito canta, que si no, te doy con la palanca y María dentro de el zurrón cantaba: "en un zurrón voy metida, en un zurrón moriré, por culpa de unos zapatos, que en la fuente me deje".
Los padres de María estaban muy tristes no se podrían creer lo ocurrido su hija había desaparecido y no se sabía nada de ella. Con el paso del tiempo, el hombre con María dentro del zurrón seguía recorriendo los pueblos, y un día en un pueblo cercano se encontraba la tía de María, con curiosidad como el resto de la gente se acerco a escuchar lo que decía el hombre, tengo un zurrón mágico, un zurrón que canta, solo tengo que decir unas palabras mágicas y se pondrá a cantar."Canta zurroncito canta, que si no, te doy con la palanca”. Y María dentro del zurrón: " En un zurrón voy metida, en un zurrón moriré, por culpa de unos zapatos, que en la fuente me deje”.
La tía de María al escuchar la canción y reconocer la voz de María salió corriendo, se abalanzo sobre el zurrón, lo abrió, con la grata sorpresa que dentro estaba María.
María volvió a casa con su familia, jamás volvió a ir sola a ningún sitio por la noche, dejo de lavar en la fuente y se dedico a sus estudios. De nuevo fueron una familia feliz.

1 comentario:

  1. Perfecto. Me encanta el cuento :)

    Cuídate mucho y no te desanimes. Y, cuando vuelvas, quiero verte con mascarilla toooooodo el rato.

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